sábado, 2 de noviembre de 2013

Crítica: "Vivir es fácil con los ojos cerrados"

Como grata sorpresa podemos definir la nueva película de David Trueba, un cineasta no siempre bien considerado al que le cuesta llegar al gran público. Con "Vivir es fácil con los ojos cerrados" consigue su título más redondo, el que conjuga a la perfección el ámbito más independiente con el puramente comercial. Presentada con éxito en el pasado festival de cine de San Sebastian, no sería extraño que consiguiera cierto protagonismo en los próximos premios Goya. 

Siempre es interesante descubrir cuál es el nuevo proyecto de David Trueba. Aunque he seguido con interés su trayectoria profesional, hasta ahora no había conseguido engancharme a ninguno de sus proyectos. Admito su buen-hacer en "La buena vida", película costumbrista adolescente de correcta factura, o su madurez en "Soldados de Salamina", pero, aún así, me faltaba un bombazo. "Vivir es fácil con los ojos cerrados" es entrañable, emocionante, inocente, salvadora del ser humano en cierta medida y, desde luego, cine de máxima calidad.

Basada en hechos reales, el título hace mención al inicio de una de las canciones de The Beatles. El viaje de un profesor de inglés hasta Almería para conocer a John Lennon en el año 1966, es la excusa para fabricar una road movie de fuerte carga dramática pero con un estilo de narración amable y atractivo. Antonio (Javier Cámara), este simpático maestro, recogerá a dos adolescentes, Belen (Natalia de Molina) y Juanjo (Francesc Colomer), que se han escapado de sus hogares con la esperanza de encontrar un mejor mundo ahí fuera.

Hay que destacar a un colosal Javier Cámara que, una vez más, engrandece un personaje que le va "como anillo al dedo". Ese carácter agradable y disciplinado a la par que comprensivo y práctico, unido a una generosa honradez y humildad, dibuja un hombre que te hace recuperar la esperanza en la humanidad. Su preocupación por los demás ayuda a dos jóvenes algo perdidos, con problemas serios que no saben afrontar.


Francesc Colomer que ya triunfó con "Pa negre", forma una buena pareja con la semidesconocida Natalia de Molina logrando una química creíble y realista. Ambos actores se nutren de la experiencia de Javier Cámara y logran ser unos perfectos complementos para la película. Sería justo afirmar que la mano de David Trueba ha conseguido encauzar, gracias a una fantástica dirección de actores, unas personalidades en principio poco relacionadas.

El retrato de esa España de los años 60 nos traslada a una época no tan lejana, pero sí algo olvidada. Una ambientación fantástica, una banda sonora perfecta y una puesta en escena práctica y solvente, permiten al espectador trasladarse a unos años complicados, de escaso nivel intelectual pero de mucha fuerza y coraje. Una película que te impulsa a mirar el futuro de otra manera y te ayuda a minimizar las dificultades actuales; un film que nos da a conocer la mejor versión del ser humano y eso hacía mucha falta recuperarlo.



José Daniel Díaz

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