domingo, 19 de abril de 2015

¿Por qué el cine español no encuentra sitio en la selección de películas de Cannes 2015?


Aunque aún queda alguna esperanza, parece que el festival de Cannes 2015 no contará con ningún título español en su programación. El director artístico del Certamen ha dicho que todavía quedan entre dos y cuatro películas por seleccionar y que, en concreto, había una película española que les gustaba mucho. Quizás quisiera, de esta forma, aplacar el aluvión de críticas al no considerar a ninguna película hispanohablante.

El caso es que nuestra influencia en el Festival más importante del mundo no hace más que decaer año tras año. Dos fantásticas películas nos representaron el año pasado, la hispano argentina "Relatos salvajes" de Damián Szifron y la hiperrealista "Hermosa juventud" de Jaime Rosales. Sin embargo, esta representación fue un oasis en medio del desierto.

Y uno debe preguntarse por qué. Cuál es el motivo para que los italianos, por ejemplo, tengan año tras año una creciente presencia y nosotros nos limitemos a algo testimonial. Qué está pasando en nuestro cine.

No hay una única respuesta, es un compendio de muchas posibles razones. La primera, y fundamental, es la obsesiva necesidad de conseguir una buena taquilla. Políticos, cierto público y algunos productores se han encargado de promover un cine español que atrape a nuestro espectador, que lo seduzca para acudir a la sala y entretenerse con una película española. Perfecto, mayor cuota de pantalla y un éxito para las arcas de la productora y del Estado. ¿Pero qué pasa con ese otro cine, el que había afianzado a un determinado público y a la mayoría de Festivales? Hablo de un cine intimista, social, de fuerte carga emocional, de un calado cinematográfico más allá del de "pasar un buen rato".

Ese cine ya no vende. Siguen surgiendo algunas joyas como "Loreak" ó "Magical girl" pero ahí enlazamos con el segundo motivo: Donostia. La apuesta del director del Festival de cine de San Sebastián, José Luis Rebordinos, por estrenar mundialmente las mejores producciones españolas ha hecho que muchas se reserven para esas fechas, conscientes de la repercusión que van a tener dentro de nuestras fronteras y en la gala de los Goya. Lo nuevo de Fernando León ó Alejandro Amenábar posiblemente encuentren su mejor disparadero cerca de la Concha.

El último motivo que podría explicar la ausencia de películas españolas en Cannes sería el hermetismo francés para abrirse a nuevos realizadores de aquí. Parece que sólo Pedro Almodóvar, Alejandro Amenábar y Jaime Rosales tienen, hoy por hoy, la atención de los seleccionadores galos como ya ocurriera en tiempos pasados con Carlos Saura ó Luis Buñuel. Les cuesta creer en otros directores noveles que apuesten por un cine distinto.


Dicho esto, no podemos dejar de lamentar nuestra, cada vez, menor presencia en el ámbito internacional. Habría que mirárselo y no sé si nuestro nuevo presidente de la Academia, Antonio Resines, será capaz de convencer al Ministerio para que apoye títulos que posiblemente fracasen en taquilla pero que nos darán, con toda seguridad, visibilidad en el mercado extranjero. Nada como el cine para levantar la maltrecha "Marca España".

José Daniel Díaz

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