jueves, 10 de noviembre de 2016

Crítica: "Después de la tormenta"

En la sección Perlas del Festival de cine de San Sebastián ya empieza a ser habitual encontrarnos con las obras del director japones Hirokazu Koreeda. No es de extrañar. Su sensibilidad y sutileza no sólo atrapa a los espectadores donostiarras, también a todo aquel que se atreve a entrar en las pequeñas grandes historias que cuenta el maestro nipon. Ahora estrena "Después de la tormenta", un nuevo regalo para los sentidos que vuelve a tocar temas tan universales e íntimos a la vez como son la familia y las relaciones interpersonales.




Las películas de Koreeda han recibido premios en festivales tan prestigiosos como el de Cannes, San Sebastián ó Mar de Plata. Hasta el mismísimo Steven Spielberg se quedó impresionado de tal forma cuando descubrió "De tal padre, tal hijo" que compró inmediatamente los derechos para hacer un remake que ya está preparando.

Ahora llega "Después de la tormenta", título presentado en la sección Quincena de realizadores de Cannes y posteriormente preestrenado en España en el festival donostiarra. En esta ocasión el realizador centra su cámara en Ryota (Hiroshi Abe), un hombre que va dando tumbos por la vida mientras sueña con recuperar a su exmujer y a su hijo.

De una manera sencilla y pausada, nos sumergimos en el día a día de este escritor frustrado cuyo mayores éxitos ya quedaron muy atrás. Malvive como detective  privado con la excusa de estar preparando su siguiente novela pero tanto su familia como su exmujer ya se cansaron de sus continuas mentiras.

La película nos introduce en dilemas de cualquier cultura o nacionalidad. La búsqueda de la felicidad, la necesidad de encontrarse a sí mismo ó ser responsable de tus actos son sólo algunos de ellos. A través del protagonista encontramos vías para la redención, algo que sólo es posible a través de la verdad. Para hacerlo se sigue apoyando en actores con los que ya colaboró en anteriores films como el propio Hiroshi Abe (en "Still walking), Lily Franky (en "De tal padre tal hijo"), Isao Hashizume (en "Kiseki") ó la maravillosa Kirin Kiki (en "Still walking" y "Kiseki")


Quizás sea una de las obras más adultas de Koreeda, acostumbrado a fijar la mirada en los niños y cómo sobreviven en el mundo de los mayores. En "Después de la tormenta" cambia el foco a la cruda realidad de la madurez. Ya no hablamos de personajes inocentes que soportan como pueden los errores de sus progenitores ó tutores. Por fin descubrimos todo eso que los niños nunca llegan a descubrir. 

El realizador, que también firma el guión, sigue dándonos un máster en cultura, tradición y gastronomía japonesa. Siempre, paralelamente, aprendemos algo de ese Japón real que nunca nos cuentan en los programas. Y no hay nada más bello y atractivo que la autenticidad.

Por tanto, Hirokazu Koreeda no sólo no decepciona sino que sigue dando sensación de mantener su pluma y su cámara en perfecto estado de forma. Nadie sabe mostrar como él la emoción de la cotidianidad, de los sentimientos puros que se transmiten con sencillez y naturalidad.


José Daniel Díaz

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